ENTREVISTA CON… ENRIQUE SANZ
Hoy el protagonista de nuestra entrevista es Enrique -Queco- Sanz. Llegó a Monzón de mano del club con 19 años en 1994 como jugador tras haber jugado en categorías base en distintos clubs de Zaragoza. Aquí creció como jugador y como persona. Estuvo una temporada con nosotros, la 94-95, en la cual jugó con el equipo la fase de ascenso a liga EBA. Actualmente es profesor de Secundaria y Bachillerato en el Principado de Andorra. También asesora al Ministerio de Educación de este país en lo que respecta al aprendizaje de la lengua inglesa.
¿Cómo fueron tus inicios en este deporte?
No tuve “escapatoria”, estaba predestinado a jugar al baloncesto. En mi familia había tradición y vínculo con este deporte a nivel de Aragón, especialmente mi padre, y tras probar en diferentes deportes – fútbol, natación, tenis, tenis de mesa… – a los siete u ocho años ya empecé a ir todas partes con un balón en las manos. Recuerdo con especial cariño el jugar horas y horas interminables con mis amigos en Helios, club en el que dí mis primeros pasos en este deporte.
¿Qué supuso para ti tu llegada al Club Baloncesto Monzón?
Para mí supuso una gran oportunidad de volver a jugar al baloncesto a nivel competitivo serio, y en este sentido siempre les estaré agradecido tanto a Joaquín Arnal como a Guillermo Uguet por contar conmigo para este equipo. Yo era muy jóven y, sinceramente, creo que en ese momento no era consciente de todo lo que representaba Monzón dentro del panorama baloncestístico, oscense y aragonés. Suponía un reto ilusionante, ya que por una parte, volvía a encontrarme con compañeros con los que había jugado en Zaragoza, y por otra, comenzaba a formar parte de un club referente con jugadores que ya habían demostrado cosas importantes. No fue una temporada fácil para mí, en el sentido que seguía compaginando mis estudios universitarios en Zaragoza con las exigencias de jugar a este nivel en Monzón y acabé la temporada algo cansado, tanto a nivel físico como emocional. Ojalá hubiera podido seguir más tiempo vinculado a este club, me queda esa “espinita clavada”.
En tu etapa en Monzón, conociste a muchas personas ¿Cuáles fueron las más importantes para ti?
Lo primero que quiero hacer antes de responder esta pregunta es pedir perdón a la buena gente de Monzón, ya que han pasado 25 años desde que jugué allí y se me han olvidado nombres y roles. Obviamente, la persona que más nos marcó y ayudó fue Guillermo, siempre pendiente de que estuviéramos bien, y gran profesor, álguien con quien siempre se podía dialogar y de quién siempre se podía aprender. Hago extensivo este cariño a toda su familia. Pero en general, tengo un gran recuerdo de la ciudad de Monzón por como nos trataron y cuidaron a todos los niveles…médico, medios de comunicación, pabellón, bares en los que comíamos… – lo que he dicho antes, muy buena gente.
Si tuvieras que elegir los cinco jugadores más destacados que jugaron contigo ¿Quiénes serían?
Me resulta muy difícil citar sólo cinco nombres, así que voy a responder esta pregunta a mi manera. En primer lugar, y sin ser relevante el orden en que los menciono, destacaría a Sito, ya que como jugadores, tuvimos carreras muy paralelas en categorías base. Siempre fuimos buenos compañeros pero también tuvimos una rivalidad sana que creo que nos hizo mejores jugadores a los dos. En segundo lugar, citaría a Ramón Castel y Alberto Guiral, ya que eran los jugadores locales jóvenes con los que más convivimos y jugamos, tanto en el equipo Sub21 como con el Sénior. Nos lo pasamos muy bien, disfrutamos mucho. En tercer lugar, Xavi Navarro, jugador que reunía todas las cualidades necesarias – altura, envergadura, capacidad atlética, “coco» para haber triunfado. Un monstruo. En cuarto lugar, Santos Termis, uno de los jugadores más sacrificados, solidarios y generosos con los que he jugado en mi vida. Un auténtico compañero. Y en quinto lugar, el bloque de los “veteranos”: Ángel Corvinos, Javi Celigueta, Nacho Revenga, Lolo Rivarés y Miguel Aso (incluyo a Miguel aquí no por un tema de edad, sino por la experiencia que ya había adquirido a esa edad). Un bloque de jugadores que nos aceptó y ayudó a integrarnos desde el primer día y de los cuales pude aprender un montón, no sólo como jugador, sino también como persona.
¿Cuál fue tu momento más especial?
Tampoco destacaría un momento único, sino un cúmulo de sensaciones durante la temporada. A nivel personal recuerdo un partido que jugamos contra El Salvador en su casa… Luis Jordán, jugador al que me he enfrentado muchas veces en categorías inferiores, estaba en un buen momento de forma, pero hice un buen partido, tanto en anotación como repartiendo juego, y contribuí a que pudiéramos ganarles allí. De todas formas, insisto, me quedo más con sensaciones a lo largo de la temporada… la de disfrutar y divertirme muchísimo jugando con el equipo Sub21 y la de formar parte de un equipo con aspiraciones muy importantes, el Sénior, en el que lógicamente mi rol era diferente y mi aportación más limitada. Pensando en ello, también fue muy especial el momento de nuestra presentación en los medios, ya que ahí me dí cuenta de que el club pensaba en hacer algo grande y que toda la ciudad estaba con nosotros. Y a nivel personal, sin hablar estrictamente de baloncesto, recuerdo con cariño los muchísimos kilómetros que me hice con Joaquin en su flamante Ibiza negro.
En aquel último partido que ganasteis sobre la bocina con canasta de Sito Alonso ¿Erais conscientes de lo que suponía esa victoria?
Si y no, me explico. Yo al menos era consciente de que, con esa victoria, quedábamos campeones de liga, algo que suponía un éxito en relación a los objetivos que se había planteado el club respecto al equipo; pero, sinceramente, yo no era consciente, en ese momento, de lo que eso significaba y representaba para la ciudad, para el club y para la afición. Eso tuve el privilegio de vivirlo cuando celebramos la fase de ascenso en el Saludas.
Cuando os comunicaron que jugaríais la fase de ascenso en casa ¿Qué se te paso en ese momento por la cabeza? ¿Qué supuso para ti y para el equipo la participación en el mismo?
Cuando jugaba en las categorías inferiores de otros equipos, en Zaragoza, tuve la suerte de formar parte de equipos de un cierto nivel, por lo que, y sin que suene pretencioso, había quedado varias veces Campeón de Aragón, tanto a nivel de clubs como de selección autonómica, y eso me permitió participar en diferentes torneos sectores y Campeonatos de España. En este sentido, y a nivel teórico, participar en esta fase de ascenso no era muy diferente, ya que volvías a competir con los mejores equipos de Cataluña, Comunidad Valenciana, Baleares…
En cambio, volviendo a lo que representaba para el club y la ciudad, la situación era radicalmente diferente. Fue un momento histórico increíble, un momento que todos vivimos de manera muy intensa, se respiraba baloncesto por todas partes y sentías el apoyo de la gente allá donde fueras. Pero, sinceramente, también creo que nos pudo un poco la presión. Jugábamos contra rivales fuertes, y recuerdo que no queríamos fallar, que queríamos ganar por el club y por la ciudad, Monzón se merecía ganar la fase de ascenso, y lamentablemente, nos quedamos cerca, pero no pudo ser. La decepción fue grande, nos quedamos “tocados”, pero visto en retrospectiva, también orgullosos de haber luchado hasta el final defendiendo la camiseta de este gran club. A nivel personal, recuerdo que no jugué demasiado, que no pude contribuir a ayudar al equipo todo lo que me habría gustado, pero eso es anecdótico, lo que estábamos viviendo como equipo y club trascendía egos y roles individuales.
A los que se inician en este deporte como jugadores o entrenadores ¿Qué consejos les darias?
Tomando como referencia mi “corta” experiencia como jugador y como persona – como entrenador tengo el curso de Nivel 0 pero realmente nunca he entrenado – les diría básicamente tres cosas: la primera, que más allá de pretensiones más ambiciosas, se diviertan jugando, que se lo pasen bien y disfruten de este fantástico deporte y de todo lo que les puede aportar. La segunda, que trabajen duro y se esfuercen al máximo; en categorías formativas al menos no se trata de ganar o perder, sino de darlo todo, de sentir que has hecho todo lo que podías hacer a nivel personal y por tu equipo (aquí incluyo también el no dejar de estudiar, ya que todos los que hemos jugado hemos soñado con ser profesionales en algún momento, pero llegar – y mantenerse – es muy difícil, y por lo que pueda pasar en el futuro, un plan B, una formación complementaria, resulta totalmente necesaria); y la tercera, que no se olviden nunca de su equipo, el baloncesto es un deporte de equipo. Me gustó una frase que leí que decía: “Sólo llegas más rápido; en equipo llegas más lejos”, y realmente creo que esta es una máxima que puede aplicarse tanto al baloncesto como a la vida en general